La tormenta provocó la rotura de los cristales, que estallaron con el impacto, y dejó un gran agujero en el techo. En el interior, muchas de las imágenes resultaron dañadas, la tribuna destrozada y el retablo mayor amenaza con caerse. Un San José quedó sin cabeza, una Inmaculada con la corona caída y un San Martín, patrón de la localidad, afectado. Se salvaron las imágenes de La Dolorosa y San Antonio, que quedaron sobre las andas tras salir el domingo en procesión. El cura señala que, si la tormenta se hubiese producido durante la misa del domingo, con el templo lleno, «mueren todos». Ahora pedirán ayuda para volver a colocar el tejado, que se puso nuevo hace un lustro con aportaciones vecinales y costó casi 18.000 euros.
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