martes, 6 de noviembre de 2007

Urge resolver la crisis del transporte aéreo

La Argentina debe ser uno de los pocos países en que el Estado, las empresas, los industriales, los sectores de la producción y del transporte, el comercio, no cuidan al ciudadano, que es el que tributa y consume. Da la impresión de que el usuario de un servicio es el que menos importa, razón por la que recibe, en general, un tratamiento desconsiderado, cuando es el sostén principal de muchas de estas actividades.

Las deficiencias del servicio aéreo no son novedosas, pero a partir del 1 de marzo de este año los problemas se profundizaron. Ese día, durante un temporal que azotó a Buenos Aires, un rayo dañó el sistema de transmisión de datos por radar, instalado en el aeropuerto internacional de Ezeiza, con el que los operadores controlan el tránsito aéreo en esa terminal y en el aeroparque “Jorge Newbery”. Desde ese momento, hasta setiembre, el conflicto prosiguió y casi todas las semanas, los usuarios padecieron constantes postergaciones y reprogramaciones de vuelos. El 7 de mayo, los pilotos denunciaron que dos aviones habían estado a punto de chocar en el aire; la Fuerza Aérea y las empresas involucradas negaron el incidente. El día 12 de ese mes, dos aeronaves volaron a escasa distancia porque un avión privado se cruzó a apenas 15 km delante de una nave de Austral que estaba descendiendo en un aeropuerto de la provincia de Buenos Aires. La culpa, al parecer, la tenían los radares.

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