¡Soplen vientos, y agrieten sus mejillas! ¡Con furia! ¡Soplen!
Broten cataratas y huracanes...
¡Que se escuche el estruendo de vuestras barrigas llenas!
¡Escupe, fuego! ¡Brota, lluvia!
Derecha: Una tormenta en las cercanías del Observatorio Weikersheim, al sur de Alemania, en junio de 2007. Crédito de la fotografía: Jens Hackmann.
Julio 18, 2007: El Rey Lear, de Shakespeare, gritó al cielo rogándole que derramase sobre él toda la furia de una tormenta. Un equipo de científicos de la NASA está pidiendo exactamente lo mismo: que algunas tormentas furiosas los intercepten en el camino —aunque, por supuesto, no con el mismo propósito malintencionado del Rey Lear.
"Todavía tenemos mucho que aprender sobre las tormentas y nos gustaría estudiarlas de cerca", dice Michael Goodman, un experto en ciencias de la atmósfera que trabaja en el Centro Marshall para Vuelos Espaciales. "Seguimos acumulando evidencia que indica que las tormentas podrían ser un factor importante en el cambio climático". Pero, ¿cómo? Esa es la pregunta.
http://ciencia.nasa.gov/headlines/y2007/18jul_tc4.htm?list355336
http://www.bretaniongroup.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario